El totalitarismo se define como el régimen político en el que el poder es ejercido por una sola persona o grupo de manera autoritaria, impidiendo la intervención de otros y controlando todos los aspectos de la vida del Estado. Su existencia en muchos casos no se ha debido a una simple usurpación personal del poder frente a la sociedad, sino al convencimiento íntimo de un grupo, incluso momentáneamente mayoritario, acerca de la posesión de la verdad y la conveniencia para la sociedad de la detentación del poder por parte del “prínceps” o de su grupo.
Las democracias siempre han padecido fuerzas centrífugas que tienden a alejar el poder de la pureza democrática para buscar cómo eludir los controles básicos de la democracia. Es una tendencia connatural al ejercicio del poder del que muy raramente se libran las personas que llegan a detentarlo. Por eso el principio de la división de poderes es la clave de la bóveda democrática, sin la cual, los arcos de la convivencia se rompen. Y esa “clave” se ve tensionada de forma incluso normal por las fuerzas centrífugas de las ideologías, que se convencen a sí mismas de su bondad hasta el extremo de considerar al rival no como un conciudadano con ideas propias, diferentes y respetables, sino como un enemigo del bien común.
El riesgo de estas fuerzas centrífugas es mayor en unas épocas que en otras. Precisamente cuanto más se escora a derecha o izquierda el equilibrio de fuerzas en el gobierno o en el parlamento.
Como ejemplo de mayor riesgo el del ascenso al poder de Hitler, que se produjo mediante elecciones democráticas hasta conseguir imponer el convencimiento de una urgencia nacional sobre toda Alemania.
El filototalitarismo es aquella tendencia por la cual un líder y sus seguidores se convencen de la bondad del “prínceps” y la conveniencia, para el bien común, de que todos los poderes se sometan a la voluntad del “prínceps”. El filototalitario es aquél que pone en duda los principios básicos de la división de poderes, porque descubre en esa división un inconveniente a la preponderancia de las “buenas soluciones” que el “prínceps” desea establecer o establece con intento de infracción de aquella.
¿Cuál es el nivel de riesgo que padecemos actualmente en España al respecto?. Sentado el antecedente de que el riesgo siempre existe, y la tendencia centrífuga es connatural al ejercicio del poder, debemos examinar aquellos indicios que generen alarmas sobre la intensificación de la tendencia. Y vemos 3 motivos de seria preocupación:
1.- El debate sobre la sentencia del Tribunal Constitucional es una importante alarma. No se discute en muchos casos ni siquiera sobre su contenido, sino sobre la actitud de los magistrados. Se ha buscado la descalificación de éstos. Se escriben artículos de opinión sobre la sentencia sin tan siquiera leerla. Y se permiten licencias tan temerarias, como la de una ministra que ha afirmado que los magistrados debían haberse dejado de “elucubraciones doctrinales” (esto es, argumentos jurídicos) para tomar una decisión en función de argumentos de necesidad. Es decir, desde el poder ejecutivo se decide atentar contra la división de poderes ordenando al poder judicial que omita su deber de sometimiento al Estado de Derecho. No es una perogrullada, se ha sabido que muchos son los magistrados que recibieron llamadas previas del ejecutivo.
2.- Las tendencias filototalitarias suelen extender la función legislativa (lamentablemente sometida en casi todas las democracias al control del poder ejecutivo, en vez de suceder a la inversa) a regular cuestiones que deberían quedar reservadas al ámbito de la libertad personal (la ley de memoria democrática es buena prueba de ello, al querer imponer una visión unilateral de la historia con penalización y persecución de cualquier visión histórica antagónica).
3.- Y las tendencias filototalitarias también suelen buscar recursos legislativos para alcanzar un mayor control sobre las libertades de los ciudadanos: el anteproyecto de ley de modificación de la Ley 36/2015 de Seguridad Nacional, parece que camina en ese sentido adoptando prevenciones de decisión que afectan a las libertades y los patrimonios.
Me quedo preocupado por la tendencia filototalitaria del gobierno, pues del filototalitario al totalitario sólo existe un paso, y la cohorte de medios que se dedican a respaldar el posicionamiento del gobierno nos deja inermes, sin ese cuarto poder que pueda poner en tela de juicio al que acabe deslizándose hasta el totalitarismo.
Fdo: El Jurista pasmado
Julio 2021